Espermatozoide y óvulo

Por qué es un mito el que los espermatozoides nadan frenéticamente hacia el óvulo durante el proceso de fecundación

Publicado el 4 noviembre 2022|Última actualización el 7 noviembre 2022|Sobre Reproducción Asistida.|Artículo revisado por: El equipo médico de Eugin

La fecundación es el proceso en el cual dos gametos, un óvulo y un espermatozoide, se unen para generar el llamado zigoto, así es como se llama al embrión en el momento de su formación.
Este proceso, que explica cómo llegan los espermatozoides al óvulo, se describe a menudo como una carrera entre los espermatozoides hacia el óvulo, aunque es un proceso mucho más complejo, y es más correcto decir que se trata de una sinergia entre el gameto masculino y femenino, con una serie de procesos y reacciones que se tienen que cumplir en sincronía para que se genere un embrión que pueda desarrollar y dar lugar a un embarazo.

¿Cómo llegan los espermatozoides al óvulo?

Una vez eyaculado, el esperma tiene que atravesar el aparato reproductivo femenino -vagina, cérvix y útero- para llegar a las trompas. Este recorrido tiene muchos obstáculos: el pH vaginal, el moco cervical, el pequeño tamaño de la conexión útero-trompa o la respuesta del sistema inmune. El pH del entorno vaginal es más bajo de lo que sería lo ideal para el esperma, y, por lo tanto, se considera un ambiente selectivo para los más fuertes. Sin embargo, esta acidez es necesaria y fundamental para que el esperma cambie a nivel bioquímico y haya una capacitación que implica una serie de cambios tanto en las membranas como en los enzimas de los espermatozoides, que les permitirán adquirir mayor movilidad, un metabolismo más rápido, y también la capacidad de penetrar la capa proteica exterior del ovocito, la llamada zona pelúcida, muy difícil de penetrar.

Por su parte, el ovocito se libera del folículo con la ovulación -tras producirse el pico de la hormona LH a los 14 días del ciclo menstrual- y empieza su camino saltando desde el ovario a la trompa. No espera pasivamente la llegada del espermatozoide, sino que va moviéndose a lo largo de la trompa hacia el útero secretando los llamados chemoattractants, moléculas químicas que atraen los espermatozoides y los guían activamente hacia él. La principal molécula con esta función es la hormona progesterona, pero todavía hay debate sobre la presencia de otras moléculas que promueven la atracción.

¿Cómo viaja el espermatozoide hasta llegar al óvulo según un nuevo estudio?

Un estudio de la Universidad de Estocolmo https://doi.org/10.1098/rspb.2020.0805 ha demostrado recientemente que no todos los espermatozoides responden de la misma forma a la señalización del ovocito, y parece que algunos de ellos sean más propensos a llegar al ovocito, aunque todavía no se conocen los factores que determinan estas diferencias.

Una vez que espermatozoide y óvulo se encuentran tendrá lugar la fecundación, donde el espermatozoide penetra la zona pelúcida (la cáscara del óvulo, por así decirlo), y fusiona su membrana con la membrana del ovocito. La fusión de las membranas del espermatozoides y óvulos causa la entrada en el mismo de factores llamadors SOAF (Spermborne Oocyte Activating Factors por sus siglas en inglés), que, mediante la modulación de la concentración de iones de calcio, comunican al óvulo que ha sido fecundado.

Esta señal desencadena una larga serie de eventos que culminan en el comienzo del desarrollo de un nuevo embrión: el óvulo acaba la división meiótica (la última etapa de su maduración) y la zona pelúcida se endurece para evitar que entre otro espermatozoide, garantizando así la presencia de un número correcto de cromosomas.

La fecundación tiene lugar en las trompas, donde el zigoto empieza su desarrollo aumentando el número de sus células y tras divisiones celulares progresivas, mientras que a la vez se mueve en la trompa hacia el útero, donde llega aproximadamente 5 días después de la fecundación.

¿Es el espermatozoide más rápido el que consigue fecundar el ovocito?

El espermatozoide que consigue fecundar el ovocito no es simplemente el más rápido. Está claro que tiene que tener una buena motilidad (la capacidad de nadar), pero la sola motilidad no es suficiente para asegurar un correcto desarrollo embrionario. La integridad del genoma, la morfología y otras características contribuyen a su capacidad de fecundar correctamente un óvulo.

Investigaciones en modelos animales indican que un correcto almacenamiento del ADN en la cabeza del espermatozoide facilita la llegada y la entrada en el óvulo (DOI: 10.1111/j.1439-0272.2010.01074.x), y se ha observado en humanos como una tasa de fragmentación alta del ADN en los espermatozoides está asociada a tasas de fecundación más bajas (doi:10.4183/aeb.2017.23) (doi: 10.1093/humrep/del326.).

Además, se ha demostrado como los estrógenos secretados por el aparado reproductivo femenino ayudan a los espermatozoides en el camino hacia las trompas, evidenciando una vez más como la fecundación es un proceso en el cual la sinergia entre los dos actores principales, óvulo y espermatozoide, juega un papel fundamental.

La fecundación ha sido descrita de forma algo errónea a lo largo de los años. Es posible que explicándolo de forma sencilla se haya generado este falso mito de “la carrera de los valientes espermatozoides” hacia el tesoro, que además se corresponde a una lectura con mirada masculina del proceso, con varones valientes y activos compitiendo para conquistar a la mujer, que espera pasivamente como premio. Además, siempre se ha considerado el espermatozoide como un proveedor de ADN y nada más. Hoy sabemos que tanto el óvulo como el espermatozoide tienen roles fundamentales e interconectados. No hay roles pasivos o activos, en cada proceso los dos jugadores tienen que actuar de forma perfectamente coordenada para llegar al resultado.

Artículo escrito por Filippo Zambelli, Phd, investigador del equipo I+D del Grupo Eugin.

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